La ficción en las viejas novelas es la ciencia de hoy.
Hoy lo conocemos como Neuralink, uno de los proyectos del tío Musk.
Años después me aventuré con una novela, dedicada especialmente al peculiar Agente de Protocolo "Los viajes de Saddai". En esta nueva aventura, conocemos las vías subterráneas, por las que circulan vehículos eléctricos, para llegar a estaciones de tren (también eléctricos) capaces de alcanzar los 1.000 Km/h.
Una vez más, el tío Musk nos sorprendió con la estación del hiperloop en Las Vegas.
Hace unos años, me sentí lo bastante valiente como para escribir una novela juvenil. Manteniéndome en el futuro hipotético de las novelas de Nuevo Sistema, escribí la primera entrega de las aventuras de Temi Jan, "El sol de Medianoche". Los personajes practican un popular deporte, subidos a un Skid, es decir un patinete sin ruedas, un aeropatín, o un skate volador.
En esta ocasión se trata de la compañía Omni Overboards.
Pero no acaba aquí el asunto.
Inspirado en las pulseras deportivas (fitbit) y los relojes conectados al movil (samrtwatch), imaginé unas pulseras capaces de unificar los dos conceptos y, además, servir como forma de pago. Una pulsera capaz de llamar por teléfono, comprobar tus constantes, servir de sistema de localización gps y poder utilizarla como tarjeta de crédito.
Esta mágica pulsera, con tantas aplicaciones y funciones, no solo es una realidad, algunos bancos incluso la ofrecen en su catálogo, como forma de pago. Se la conoce como pulsera Contactless y es una opción de la tarjeta Visa.
La única conclusión a la que soy capaz de llegar es que la ficción científica es cada vez más complicada y nos basta con tener un poco de imaginación y descubrir que todo está inventado.
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